
Para todas las familias de detenidos desaparecidos, para todas las familias exiliadas, para todos los torturados, para todos los que celebraron el 10 de Diciembre del 2006, para todos los que quisieran haber estado ahí y no lo lograron, para mi abuelo, Norman Voullième.
Vuelvo mañana.
Mi querido Roberto:
Ayer el cielo se tiñó de rojo, no fue por una matanza desmesurada, sino por que alguien murió y el rojo, no fue de sangre, fueron banderas que se alzaron en todo Chile, celebrando.
Ayer el cielo se tiñó de rojo, pero la verdad no fue el cielo, yo lo vi así, ya sabes que mi escasez de estatura es un problema a la hora de convocatorias masiva, aunque nadie convocó, sólo llegamos.
Ayer hubo un carnaval en Plaza Italia y yo estuve ahí, buscándote entre la gente que saltaba, buscándote entre una multitud eufórica, esperando que volvieras hoy, esperándote aun después de 25 años, ya son 25 años desde que desapareciste, tal vez, ayer, volvió mi vieja esperanza de volverte a ver cantando, con el puño izquierdo alzado, el pueblo unido jamás será vencido, pero no te encontré y hoy comprendo que no vas a volver.
Miranda, así se llama tu hija, es igualita a ti, tiene ese gesto en las manos al fumar, igual que tú y su sonrisa me devuelve a la época que te conocí, y te arrimabas a mi como un gato para que te hiciera un cariño en el pelo, ese pelo azabache y espeso, ella tiene el mismo, es, definitivamente, tu hija. Medicina está estudiando, igual que tú, ella quiere ser médico, espero que le vaya mejor que a ti.
Pablo, tu hermano, me pasó a buscar y fuimos a Plaza Italia, tus sobrinos están gigantes, pero tu no conoces a Pablo grande, era muy pequeño en ese tiempo, pero imagínate a Pablo de nueve años con pelo rojizo y verás a tus sobrinos. Mientras bailábamos, gritábamos y cantábamos yo también miraba a mi alrededor, esperando encontrarte, pero esa noche desapareciste para siempre. Esa noche que entre gritos y balas intentábamos dormir en el suelo, ya que los colchones se encontraban cubriendo unas ventanas sin vidrio desde hace tiempo, todo pasó muy rápido, en un segundo golpeaban la puerta, intentando derribarla y tu gritabas en voz baja que me escondiera, que ellos te buscaban a ti, y yo lloraba, lloraba porque sabía que era cierto y no quería que te fueras, recuerdo tus palabras con precisión, incluso podría contar el número de lágrimas que cayeron de tus ojos - Escóndete tonta huevona cuida a la guagua, yo vuelvo mañana- no volviste al día siguiente, ni el que le siguió y me resigné a que no llegarás, pero de todas formas te espero.
Ayer el cielo se tiñó de rojo, me hubiera gustado que estuvieras con nosotros, celebrando, bailando y cantando las añejas canciones de Victor Jara, del Quila e Inti, pero no estabas y no te encontré. Ayer estuvimos celebrando, pero no hubo justicia y él se llevó todos los secretos, ahora nunca sabremos dónde estás, pero ya han sido 33 años esperando este día y ayer fue y al fin descansamos, ese peso en nuestras cabezas se fue por completo y es increíble, se respira diferente al saber que ya no compartimos el oxígeno.
Ayer el cielo se tiñó de rojo, ayer murió el dictador, el asesino…
Mi querido Roberto:
Ayer el cielo se tiñó de rojo, no fue por una matanza desmesurada, sino por que alguien murió y el rojo, no fue de sangre, fueron banderas que se alzaron en todo Chile, celebrando.
Ayer el cielo se tiñó de rojo, pero la verdad no fue el cielo, yo lo vi así, ya sabes que mi escasez de estatura es un problema a la hora de convocatorias masiva, aunque nadie convocó, sólo llegamos.
Ayer hubo un carnaval en Plaza Italia y yo estuve ahí, buscándote entre la gente que saltaba, buscándote entre una multitud eufórica, esperando que volvieras hoy, esperándote aun después de 25 años, ya son 25 años desde que desapareciste, tal vez, ayer, volvió mi vieja esperanza de volverte a ver cantando, con el puño izquierdo alzado, el pueblo unido jamás será vencido, pero no te encontré y hoy comprendo que no vas a volver.
Miranda, así se llama tu hija, es igualita a ti, tiene ese gesto en las manos al fumar, igual que tú y su sonrisa me devuelve a la época que te conocí, y te arrimabas a mi como un gato para que te hiciera un cariño en el pelo, ese pelo azabache y espeso, ella tiene el mismo, es, definitivamente, tu hija. Medicina está estudiando, igual que tú, ella quiere ser médico, espero que le vaya mejor que a ti.
Pablo, tu hermano, me pasó a buscar y fuimos a Plaza Italia, tus sobrinos están gigantes, pero tu no conoces a Pablo grande, era muy pequeño en ese tiempo, pero imagínate a Pablo de nueve años con pelo rojizo y verás a tus sobrinos. Mientras bailábamos, gritábamos y cantábamos yo también miraba a mi alrededor, esperando encontrarte, pero esa noche desapareciste para siempre. Esa noche que entre gritos y balas intentábamos dormir en el suelo, ya que los colchones se encontraban cubriendo unas ventanas sin vidrio desde hace tiempo, todo pasó muy rápido, en un segundo golpeaban la puerta, intentando derribarla y tu gritabas en voz baja que me escondiera, que ellos te buscaban a ti, y yo lloraba, lloraba porque sabía que era cierto y no quería que te fueras, recuerdo tus palabras con precisión, incluso podría contar el número de lágrimas que cayeron de tus ojos - Escóndete tonta huevona cuida a la guagua, yo vuelvo mañana- no volviste al día siguiente, ni el que le siguió y me resigné a que no llegarás, pero de todas formas te espero.
Ayer el cielo se tiñó de rojo, me hubiera gustado que estuvieras con nosotros, celebrando, bailando y cantando las añejas canciones de Victor Jara, del Quila e Inti, pero no estabas y no te encontré. Ayer estuvimos celebrando, pero no hubo justicia y él se llevó todos los secretos, ahora nunca sabremos dónde estás, pero ya han sido 33 años esperando este día y ayer fue y al fin descansamos, ese peso en nuestras cabezas se fue por completo y es increíble, se respira diferente al saber que ya no compartimos el oxígeno.
Ayer el cielo se tiñó de rojo, ayer murió el dictador, el asesino…
Foto: El Mercurio Online
Música: Sol y lluvia
Texto: Melanie Caviedes
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